La cantidad de información que circula en la red y en la web no solo es vasta sino muy valiosa. Pero por si sola no podría ser de mayor utilidad. Una de las formas de que todos estos datos que inundan el mundo digital segundo a segundo puedan ser utilizados en pos del beneficio de los usuarios del Internet son las cookies.
Cuando leemos cookies es imposible no pensar en unas galletas con chispas de chocolate recién horneadas. Y la verdad es que, al parecer, su nombre si hace alusión al clásico cuento de Hansel y Gretel, donde los pequeños, en su ilusión de regresar a casa, iban dejando migajas para posteriormente seguirlas de vuelta. Veamos entonces a detalle como unas “migajas” en la navegación pueden llegar a ser bastante útiles a la hora de optimizar la experiencia del usuario.
¿Qué son y cómo funcionan las cookies?
Las cookies son entonces unos archivos temporales (las migajas) que quedan en un sitio web cuando navegas en él. Estos archivos permiten conocer los principales aspectos de la forma en la que interactúas en dicho sitio. Con ese tipo de información, los propietarios de los sitios web pueden reconocerte en el futuro y optimizar tus visitas, así como la de personas similares a ti.
Su funcionamiento es más sencillo de lo que se puede pensar. Cuando entras a un sitio web, se genera una cookie, la cual se descarga y se almacena en tu navegador bajo un código o nombre que posteriormente le servirá para identificarse. Si regresas, el navegador la buscará y adaptará el contenido y la información, acorde a las interacciones que almacenó en tu visita pasada.
Las cookies se van a almacenar independientemente del dispositivo desde el que tengas actividad en línea; computador de escritorio, smartphone, tablet, etc., y serán vitales para optimizar estrategias de satisfacción del usuario y de marketing.
¿Qué se puede hacer con las cookies?
Como su principal funcionalidad es reconocer y recordar a quienes ingresan a un sitio web, la experiencia global del usuario se va a ver impactada de manera positiva. Así mismo, al recordar datos previamente diligenciados, artículos en el carrito de compras, o en general información que se relaciona con el proceso de compra, las ventas podrán presentar un mejoramiento constante. Miremos algunos de las acciones que puedes llevar a cabo al usar cookies en diferentes lugares del sitio web:
- Carrito de compras: Podrás conservar el carrito de compras con los elementos que el cliente seleccionó para que, al volver, el proceso de pagar en línea, sea mucho más sencillo y rápido, aumentando la posibilidad de cerrar la venta.
- Formularios de contacto: O cualquier espacio en el que el cliente deba diligenciar algún tipo de información como nombre, correo electrónico, etc. Así, la navegación se le hará más amena al no tener que reingresar datos que ya había proporcionado.
- Configuración: Si en tu sitio web se pueden seleccionar, por ejemplo, varias monedas o idiomas, el cliente que regresa tendrá ya la configuración que había elegido.
- Contenido: Con los rastros que dejó en su visita previa, el cliente se encontrará con contenido optimizado según la forma en la que ya interactuó. Este tipo de contenido puede ser desde artículos de blog hasta productos y servicios.
Es muy importante que al momento de activar las cookies en tu sitio web, actives también el aviso de notificación de privacidad. Esto es obligatorio en todos los territorios del mundo y aunque varía de acuerdo a la legislación de cada país, en esencia lo que busca es proteger la información del usuario y que este sea consciente de que el sitio web al que está accediendo va a capturar parte de los datos de su navegación.
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